En pleno año 2021 y a pesar de que la interfaz ha desaparecido ya de la mayor parte de placas base para PC, la mayoría de periféricos e incluyendo los diseñados para gaming siguen utilizando interfaz USB 2.0, a pesar de estar ya desfasada en favor de USB 3.0 (3.1, 3.2, etc.). ¿Por qué se siguen fabricando los periféricos con USB 2.0 entonces?
A pesar de que la interfaz USB 3.0 introdujo sustanciales mejoras de rendimiento y potencia con respecto a la USB 2.0 (4,8 Gbps vs 480 Mbps, literalmente 10 veces más rápido; en cuanto a potencia, USB 3.0 proporciona hasta 4,5W frente a 2,5W de la USB 2.0) y que la mayoría de placas base modernas ya prescinden de esta interfaz, la enorme mayoría de periféricos para PC sigue contando con conexión USB 2.0, algo que podría ser… ¿inexplicable? Nada más lejos de la realidad, y a continuación te vamos a contar por qué se siguen fabricando así.
Los periféricos USB 2.0 no están desfasados, son más baratos
Recordemos que a continuación vamos a hablar de periféricos y no de los dispositivos host de conexión (es decir, placas base). A medida que la tecnología avanza, las que se quedan atrás muy frecuentemente abaratan sus costes porque su dificultad de fabricación ha bajado, haciendo que los dispositivos que basan su fabricación en dicha tecnología puedan ser más baratos.
Con la interfaz USB sucede exactamente lo mismo, aunado al hecho de que físicamente un conector USB 2.0 es más sencillo que uno 3.0 ya que solo cuenta con cuatro líneas (dos para datos y dos para alimentación) frente a las nueve que incorporan los conectores USB 3.0. Esto significa que el proceso de fabricación es más sencillo y que se necesitan menos materiales para ello… estamos hablando de céntimos de euro, sí, pero cuando fabricas miles de dispositivos la suma de todo ello conlleva un ahorro que sí que puede ser sustancial.
Efectivamente la interfaz USB 3.0 es diez veces más rápida y proporciona casi el doble de potencia de alimentación, pero la realidad es que la mayoría de periféricos no lo necesitan, ni tan siquiera los gaming con iluminación RGB. Obviamente sí que hay algunos periféricos que necesitan interfaz USB 3.0 porque tienen un consumo más elevado, y ya lo comprobamos nosotros mismos cuando analizamos el consumo de un teclado gaming RGB que, efectivamente, llegaba a consumir los 4,5 vatios que es capaz de dar la interfaz USB 3.0.
Lo mismo sucede con teclados (y específicamente teclados) que tienen USB Passthrough, ya que este conector es un mero puente y si se quiere que sea compatible con USB 3.0, obviamente el conector del teclado debe ser también 3.0 y deberemos conectarlo a un puerto 3.0 de la placa base.
Pero esto son excepciones que confirman la regla. Evidentemente no es mucho más caro fabricar un periférico con conector USB 3.0 pero si puedes ahorrar algo en el coste de fabricación y lo multiplicas por los miles de unidades que fabricas, ¿por qué no hacerlo? Incluso el ratón gaming más puntero del mercado consume menos de 2,5 vatios, y la tasa de transferencia de datos que tienen estos productos no es que sea muy elevada, así que con una interfaz USB 2.0 es más que suficiente para la mayoría de periféricos.
Ya no hay dispositivos de almacenamiento USB 2.0
Hasta ahora hemos hablado de periféricos, que es donde se sigue utilizando la interfaz USB 2.0 en muchos casos, pero de donde ha desaparecido completamente es en el ámbito del almacenamiento. Desde hace ya bastantes años no se venden pen drives ni discos duros / SSD externos con esta interfaz, y de hecho se tiende a utilizar las nuevas versiones del estándar (USB 3.1 y 3.2) dado que ofrecen una velocidad superior.
Recordemos que el estándar USB 3.0 ofrece 4,8 Gbps que equivale a 600 MB/s, mientras que USB 3.1 ofrece hasta 10 Gbps (1.250 MB/s) y USB 3.2 ofrece el doble, hasta 20 Gbps (2.500 MB/s), así que obviamente los dispositivos de almacenamiento que sí que necesitan tamañas velocidades de transferencia aprovechan realmente la interfaz, pero los periféricos no lo necesitan así que se atañen a la anterior versión ya que, simplemente, es más barata de fabricar.